National Geograpgy

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domingo, 2 de junio de 2013

Primer seguimiento del desensamblaje de un virus en tiempo real



Físicos y biólogos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), en España, junto a especialistas del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC) y la Universidad de Princeton (EE UU), han realizado el primer seguimiento del desensamblaje de virus individuales en tiempo real.
El estudio, publicado en la revista Scientific Reports, ha revelado que la capacidad infectiva de los adenovirus maduros proviene del estado no condensado de su genoma, según informa la UAM en un comunicado.
Los virus son cápsulas nanométricas de proteínas que están rellenas de ácidos nucleicos. En general, los virus que infectan bacterias inyectan su ADN en la célula desde el exterior, dejando su cápsula fuera, mientras que en el caso de los que infectan organismos eucariotas (como son los animales y las plantas) la partícula completa penetra en la célula huésped. "Este es el caso del adenovirus humano, causante de algunos de nuestros resfriados y gastroenteritis, que puede resultar mortal en pacientes immunodeprimidos pero que también puede ser utilizado como medicina en terapias génicas", subraya la institución.
En el estudio se indica que el proceso de infección del adenovirus implica el desensamblaje progresivo de su cápsula, desde que entra en la célula hasta que llega al núcleo para introducir su ADN a través de uno de los poros nucleares. Posteriormente, la maquinaria celular se encargará de replicar y expresar el ADN invasor para producir nuevas partículas víricas.
Los virus recién formados no son infecciosos. Tienen que sufrir un proceso de maduración que altera sus propiedades físico-químicas a nivel molecular para que las cápsulas víricas se desensamblen correctamente y liberen su ADN. Para comprender cómo el virus pasa a ser infeccioso, los científicos han observado los cambios físicos que suceden durante la maduración, y su papel en el desensamblaje controlado de las partículas virales, añaden estas fuentes.
Para provocar la fatiga mecánica de virus individuales, los investigadores emplearon un microscopio de Fuerzas Atómicas (AFM) en medio acuoso. La pieza clave de un AFM es una micropalanca, al final de la cual hay una punta de unos 20 nanómetros de radio que se emplea como un sensor de fuerzas (gracias a un láser que mide su flexión). La fatiga mecánica de un virus se consigue mediante la realización de miles de ciclos de carga, muy por debajo de la fuerza de rotura; es decir: tocando suavemente muchas veces el virus con la punta del AFM, señala la UAM.
Según explican los investigadores en el estudio, mientras que un toque individual no altera la estructura de virus, la acumulación de muchos toques hace que la partícula se fatigue. De esta forma se consigue a la vez provocar y observar el desensamblaje progresivo de partículas víricas individuales en tiempo real.

Los experimentos revelaron que en adenovirus las proteínas que ocupan los vértices son más inestables en las partículas maduras que en las inmaduras, y que –por lo general– son más frágiles que el resto de la cápsula vírica.

De acuerdo con los resultados del estudio, en los virus inmaduros —una vez que se ha perdido la pared de la cápsula— se libera una pelota condensada de ADN, “de forma similar a lo que ocurre cuando pelamos una naranja”, indican los científicos. (Fuente: SINC).

Tomate morado genéticamente modificado más saludable, rico y resistente.


Después de un año de haber logrado secuenciar el genoma del tomate, científicos del Centro John Innes en Norfolk, han desarrollado un tomate genéticamente modificado con mejor sabor, una mayor cantidad de antioxidantes y que puede permanecer almacenado el doble de tiempo que un tomate normal, adquiriendo un llamativo color morado.
El objetivo del principal del proyecto era producir frutas con altos niveles de antioxidantes que pueden beneficiar la salud, ya que estudios anteriores han demostrado que ellos ayudaron a extender la vida de los ratones propensos al cáncer en un 30%, pero el fruto modificado además trajo consigo otras cualidades haciéndolo más resistente y con mejor sabor.
La modificación genética se produjo al introducir dos genes de la planta conocida como boca de dragón o snapdragon, el mismo nombre que usa Qualcomm para sus SoCs. Estos genes activan a otros que permanecían dormidos en el tomate, provocando un aumento en la producción de antocianinas, las cuales se pueden encontrar naturalmente en varias frutas y verduras, estas son responsables por ejemplo del color rojo de la zarzamora y el azul del arándano. Sin embargo su rol más importante es el de antioxidante, ya que son conocidos por sus propiedades antienvejecimiento y anticancerígenas.
Las pruebas mostraron que la vida útil de estos tomates es de aproximadamente 48 días en comparación con las 3 semanas del tomate convencional, además de ser menos propensos del moho después de la cosecha como por ejemplo al hongo Botrytis cinérea, una plaga que afecta a muchos cultivos. Algo que le permitiría a la industria dejar al tomate que se desarrolle por mucho más tiempo en la planta, ganando olor y sabor, pero conservando su resistencia para el transporte.
Esto es porque regularmente los tomates son recolectados mientras están verdes, lo que hace más sencillo su transporte y almacenamiento (debido a que son más duros y resistentes, pero esto provoca que pierdan sabor y textura, ya que el fruto no alcanza la madurez necesaria. Por lo que este método tendría la posibilidad de recuperar su sabor a través de la ingeniería genética.
Este es un avance que podría tener muchos beneficios a corto y largo plazo tanto para los productores como para la salud y el hambre mundial. Además de que los científicos esperan replicar las mismas cualidades en otros frutos rojos como las fresas y las frambuesas.
Por el momento los científicos tienen contemplado realizar pruebas clínicas en pacientes en el Hospital de la Universidad de Norwich, ofreciendo jugo de tomate morado para ayudar a los médicos a determinar si puede reducir el riesgo de enfermedad coronaria.
Los tomates estarán disponibles para su consumo en aproximadamente dos años, tiempo que toma para que las autoridades le den el visto bueno.

Referencia: Current Biology

Detección fácil de vida en planetas en órbita a estrellas enanas blancas


Si hay vida en planetas detectables orbitando a enanas blancas, será fácil descubrirla, según las conclusiones a las que se ha llegado en una investigación reciente.

Como ya no puede nutrirse de la fusión nuclear como fuente de energía, una estrella del tipo conocido como enana blanca es un sol con el "motor" apagado, y que cada vez será más frío y oscuro, aunque este proceso consume muchos millones de años tras el cese de la fusión nuclear en el centro de la estrella. Entretanto, una enana blanca todavía es capaz de dar sustento a planetas habitables, tal como sugieren algunas evidencias circunstanciales.

Ahora, Dan Maoz de la Escuela de Física y Astronomía en la Universidad de Tel Aviv, Israel, y Avi Loeb, director del Instituto de Teoría y Computación de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, han mostrado que, usando una tecnología avanzada que estará disponible en la próxima década, debería ser posible detectar a distancia biomarcadores presentes en la atmósfera de estos planetas, incluyendo oxígeno y metano en cantidades sospechosas, que indiquen la presencia de vida.

El "espectro simulado" de los investigadores demuestra que el Telescopio Espacial James Webb (JWST), que debe ser lanzado al espacio por la NASA en 2018, será capaz de detectar oxígeno y agua si existen en la atmósfera de un planeta similar a la Tierra que sea descubierto en órbita a una enana blanca, necesitando solo de unas pocas horas de observación para la detección de ambos. Esta detección resultará mucho más fácil que si dicho planeta orbitara en torno a una estrella similar al Sol.

"En la búsqueda de indicios biológicos de vida extraterrestre, las primeras estrellas que estudiemos deben ser enanas blancas", opina Loeb.

La abundancia de elementos pesados que ha sido observada ya en la superficie de enanas blancas sugiere que una cantidad significativa de ellas cuenta a su alrededor con planetas rocosos. Los investigadores estiman que inspeccionar, con el Telescopio Espacial James Webb, 500 de las enanas blancas más cercanas a la Tierra, podría permitir detectar uno o más planetas habitables.

Los investigadores han mostrado que las características únicas de las enanas blancas podrían hacer que los citados planetas sean más fáciles de detectar que los planetas que orbitan alrededor de estrellas normales. Es factible detectar y analizar las atmósferas de dichos planetas cuando estos pasan frente a sus estrellas (desde la perspectiva visual de la Tierra) y atenúan el brillo que percibimos de estas. A medida que la luz de la estrella atraviesa la atmósfera del planeta, las sustancias químicas de la atmósfera absorben algo de esa luz, en longitudes de onda características, dejando así en la luz restante huellas químicas de su presencia, huellas que pueden ser detectadas desde el Telescopio Espacial James Webb.

Cuando un planeta parecido a la Tierra gira en órbita a una estrella normal, la dificultad radica en que la señal del planeta es extremadamente débil, y queda oculta por el intenso brillo de la estrella "madre". El aspecto clave de la nueva idea es que, si la estrella madre es una enana blanca, cuyo tamaño es comparable al de la Tierra, ese efecto del brillo estelar es mucho menor, y resulta mucho más fácil captar detalles de la atmósfera del planeta.

Para estimar el tipo de datos que el Telescopio Espacial James Webb será capaz de ver, los investigadores crearon un "espectro sintético", el cual reproduce el de un planeta habitado similar a la Tierra que orbitase en torno a una enana blanca. La inspección detallada de las características del espectro demuestra que el telescopio será capaz de captar indicios de oxígeno y agua, si existen en dicho planeta.

La presencia de biomarcadores de oxígeno sería la señal más contundente de presencia de vida en planetas extraterrestres. La atmósfera de la Tierra, por ejemplo, tiene un 21 por ciento de oxígeno, y esta cantidad tan anormalmente alta es el resultado de la fotosíntesis realizada por seres vivos de nuestro planeta. Sin la existencia de estos organismos, no habría casi nada de oxígeno en la atmósfera.


El Telescopio Espacial James Webb será ideal para buscar señales de vida en planetas de otros sistemas solares, ya que está diseñado para estudiar la banda infrarroja del espectro electromagnético, una banda donde se destacan bastante bien dichos biomarcadores. Además, como este telescopio estará ubicado en el espacio, será capaz de analizar las atmósferas de planetas similares a la Tierra sin las interferencias de marcadores similares de nuestra propia atmósfera.

científicos crean nueve ovejas fluorescentes



Son nueve corderos de poco más de seis meses , de aspecto normal a la luz del día pero de tono verde fluorescente bajo luz ultravioleta, una propiedad proporcionada por el gen de una medusa.
Los resultados representan un paso más hacia un futuro en el que los animales transgénicos podrán ayudar a curar enfermedades.
Así lo creen los científicos que desarrollaron el experimento en Montevideo, una colaboración entre el equipo del Instituto de Reproducción Animal Uruguay (Irauy) y el Institut Pasteur, con el apoyo del especialista Ignacio Anegón.
La transgénesis consiste en "importar" un gen de interés de una determinada especie a otra para que ésta lo incorpore a su ADN, con la intención de que genere características nuevas consideradas útiles.
Para este experimento los investigadores utilizaron un gen que originariamente en la naturaleza se encuentra en una medusa, la Aequorea Victoria, también conocida como medusa de cristal por su luminosidad.
Ese gen es el responsable de producir la proteína verde fluorescente (GFP, por sus siglas en inglés), que ahora hace resplandecer algunos tejidos de los corderos bajo ciertas condiciones de luz.
"Cuando ese gen se introduce en un embrión de cordero, después el cordero expresa esa proteína", explicó Mancheca(cientifico).
La transgénesis utilizada en este experimento no tendrá ningún uso médico práctico, ya que lo que pretendían los científicos uruguayos era esencialmente ensayar la complicada técnica utilizada y divulgar los resultados para que la ciencia pueda seguir avanzando.


Fuente:
http://www.lanacion.com.ar/m1/1579450-uruguay-cientificos-crean-nueve-ovejas-fluorescentes



El Microscopio


El microscopio (de micro-, pequeño, y scopio, σκοπεω, observar) es un instrumento que permite observar objetos que son demasiado pequeños para ser vistos a simple vista. El tipo más común y el primero que se inventó es el microscopio óptico. Se trata de un instrumento óptico que contiene dos o más lentes que permiten obtener una imagen aumentada del objeto y que funciona por refracción. La ciencia que investiga los objetos pequeños utilizando este instrumento se llama microscopía.
Microscopio compuesto fabricado hacia 1751 por Magny. Proviene del laboratorio del duque de Chaulnes y pertenece al Museo de Artes y Oficios, París.
El microscopio fue inventado por Zacharias Janssen en 1590. En 1665 aparece en la obra de William Harvey sobre la circulación sanguínea al mirar al microscopio los capilares sanguíneos y Robert Hooke publica su obra Micrographia.
En 1665 Robert Hooke observó con un microscopio un delgado corte de corcho y notó que el material era poroso, en su conjunto, formaban cavidades poco profundas a modo de celditas a las que llamó células. Se trataba de la primera observación de células muertas. Unos años más tarde, Marcello Malpighi, anatomista y biólogo italiano, observó células vivas. Fue el primero en estudiar tejidos vivos al microscopio.
A mediados del siglo XVII un holandés, Anton van Leeuwenhoek, utilizando microscopios simples de fabricación propia, describió por primera vez protozoos, bacterias, espermatozoides y glóbulos rojos. El microscopista Leeuwenhoek, sin ninguna preparación científica, puede considerarse el fundador de la bacteriología. Tallaba él mismo sus lupas, sobre pequeñas esferas de cristal, cuyos diámetros no alcanzaban el milímetro (su campo de visión era muy limitado, de décimas de milímetro). Con estas pequeñas distancias focales alcanzaba los 275 aumentos. Observó los glóbulos de la sangre, las bacterias y los protozoos; examinó por primera vez los glóbulos rojos y descubrió que el semen contiene espermatozoides. Durante su vida no reveló sus métodos secretos y a su muerte, en 1723, 26 de sus aparatos fueron cedidos a la Royal Society de Londres.
Durante el siglo XVIII continuó el progreso y se lograron objetivos acromáticos por asociación de Chris Neros y Flint Crown obtenidos en 1740 por H. M. Hall y mejorados por John Dollond. De esta época son los estudios efectuados por Isaac Newton y Leonhard Euler. En el siglo XIX, al descubrirse que la dispersión y la refracción se podían modificar con combinaciones adecuadas de dos o más medios ópticos, se lanzan al mercado objetivos acromáticos excelentes.
Durante el siglo XVIII el microscopio tuvo diversos adelantos mecánicos que aumentaron su estabilidad y su facilidad de uso, aunque no se desarrollaron por el momento mejoras ópticas. Las mejoras más importantes de la óptica surgieron en 1877, cuando Ernst Abbe publicó su teoría del microscopio y, por encargo de Carl Zeiss, mejoró la microscopía de inmersión sustituyendo el agua por aceite de cedro, lo que permite obtener aumentos de 2000. A principios de los años 1930 se había alcanzado el límite teórico para los microscopios ópticos, no consiguiendo estos aumentos superiores a 500X o 1,000X. Sin embargo, existía un deseo científico de observar los detalles de estructuras celulares (núcleo, mitocondria, etc.).
El microscopio electrónico de transmisión (TEM) fue el primer tipo de microscopio electrónico desarrollado. Utiliza un haz de electrones en lugar de luz para enfocar la muestra consiguiendo aumentos de 100.000X. Fue desarrollado por Max Knoll y Ernst Ruska en Alemania en 1931. Posteriormente, en 1942 se desarrolla el microscopio electrónico de barrido.
Tipos de microscopios
Microscopio electrónico de barrido.
Microscopio óptico
Microscopio simple
Microscopio compuesto
Microscopio de luz ultravioleta
Microscopio de fluorescencia
Microscopio petrográfico
Microscopio en campo oscuro
Microscopio de contraste de fase
Microscopio de luz polarizada
Microscopio confocal
Microscopio electrónico
Microscopio electrónico de transmisión
Microscopio electrónico de barrido
Microscopio de iones en campo
Microscopio de sonda de barrido
Microscopio de efecto túnel
Microscopio de fuerza atómica
Microscopio virtual

La Lupa


La lupa es un instrumento óptico que consta de una lente convergente de corta distancia focal, que desvía la luz incidente de modo que se forma una imagen virtual ampliada del objeto por detrás de una. La imagen se llama virtual porque los rayos que parecen venir de una base parecieran pasar realmente por la lupa. Una imagen virtual no se puede proyectar en una pantalla al igual que se observa, por ejemplo, en una superficie plana pulida.
Puede interpretarse su funcionamiento a través de la imagen virtual y aumentada que produce; pero su correcto uso (ha de estar justo delante del ojo, y el objeto ha de estar en el foco de la lente, para obtener una imagen en el infinito y una visualización relajada, al no estar trabajando los músculos ciliares para enfocar al infinito) sugiere otro razonamiento: puesto que el tamaño apreciado depende del de la imagen final en la retina, dada por el sistema óptico completo (lupa más ojo), lo que permite la lupa es obtener un aumento angular. El máximo tamaño angular se consigue acercando el objeto al ojo, pero este es incapaz de enfocar a distancias más cercanas del punto próximo. La lupa, superpuesta al ojo, permite acercar éste, de forma que el objeto subtienda un mayor ángulo.1
Las lupas pueden ser de distintas curvaturas, y proporcionalmente, la lente puede tener cierto grado de magnificación. Generalmente, las lupas de mayor diámetro son más potentes (menor distancia focal), ya que permiten una mayor curvatura de sus superficies, al ser necesariamente el cristal estrecho en la periferia y grueso en el centro.
La lupa eléctrica o electrolupa es utilizada en ingeniería moderna (naval, aeronáutica, nuclear...) desde principios del siglo XX.